Por: Ramón Pedregal Casanova.
¿Qué le parecería si un ejército extranjero invadiese su país y robase sus riquezas, invadiese cada una de sus provincias, invadiese cada una de sus ciudades, y llegasen a altas horas de la noche ante la puerta de su casa, y la golpeasen, quizás hasta deshacerla o echarla abajo, y si le hubiese dado tiempo a abrir, como si no, entrasen en tromba con los fusiles y ametralladoras por delante, al asalto, sacasen de un tirón a cada miembro de su familia de sus camas y sus dormitorios, y en presencia de todos cogiesen a sus hijos e hijas, cubriesen sus ojos con una venda, les pusiesen los grilletes con las manos a la espalda, (para entonces ustedes, madre, padre, abuelos, habrían protestado vivamente, habrían intentado meterse por medio, es posible que hasta abrazasen a sus hijos, pero los bandidos les habrían quitado con empujones, puñetazos, patadas, culetazos, y cubiertos de golpes les habrían puesto contra la pared y amenazado con el cañón de sus armas sofisticadas en la cabeza y en el pecho) y los invasores se llevasen a sus hijos e hijas agarrados por el cuello hasta los jeeps que han dejado en la puerta y en marcha, y usted viese como ante la trasera del vehículo, sujetos por el pelo y la ropa, o por brazos y piernas para alzarlos, son lanzados contra el suelo boca abajo, y tras cerrar la puerta del convoy y subirse los asaltantes, los viese desaparecer en la noche?. Empiece por preguntarse, ¿qué le parecería eso a usted?.